El naranja significa entusiasmo y exaltación, y cuando es muy encendido o más bien rojizo, denota ardor y pasión. Kandinsky afirma que el anaranjado suscita sentimientos de fuerza, energía, ambición, determinación, alegría y triunfo.1 El naranjo es un árbol extraordinario, puede tener a la vez flores y frutos, lo que lo convirtió en símbolo de fertilidad. Es el color de la diversión, la sociabilidad y uno de los colores de la alegría, une y armoniza, sin él no hay entretención. Dionisio, el que los romanos llamaban Baco, es el dios de la fertilidad, de la embriaguez y el vino, dios de las diversiones mundanas, en sus representaciones vestía de naranja.
Es además un color lleno de sabor, es el color de lo gustoso y lo aromático, es el color con más aromas: el rojo es dulce, el amarillo es ácido por lo que lo agridulce es de color naranja. Comemos muchas cosas de color naranja: damascos, duraznos, mangos, zanahorias, salmón, langosta, refrescos, salchichas; además de todo lo rebozado o asado, es naranja. |
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Ingredientes:
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1 solomillo de cerdo en rodajas gruesas
1 cebolla Aceite de Oliva Zumo de 2 naranjas (1 vasos aprox) 2 cucharadas de azúcar Sal |
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Preparación:
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1. Pochar en aceite de oliva la cebolla, previamente cortada en tiras finas, con el azúcar.
2. Cuando esté pochada se añaden el zumo de naranja. Cocer a fuego medio hasta que quede almibarado. 3. Retirar la salsa de la sartén con una lengua para que esta quede lo más limpia posible. Pasar la salsa de naranja por el chino. Reservar la salsa. 4. En la misma sartén muy caliente, adicionar unas gotas de aceite y asar el solomillo ya salado a fuego fuerte, que quede dorado por puefa y crudo por dentro. 5. Adicionar la salsa a la sartén y terminar de hacer a fuego medio durante unos minutos. |